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domingo, 18 de marzo de 2018

Leonardo Diaz Garcia EMAIL: reflexionfces@gmail.com TELÉFONO: 809-303-7446 Dirección: C/3ra # 6, Madres Vieja Sur Código postal 91011 República Dominicana












Leonardo Diaz Garcia                                                                                                                          EMAIL: reflexionfces@gmail.com                                                      TELÉFONO: 809-303-7446                                                                  Dirección: C/3ra # 6, Madres Vieja Sur
 Código postal 91011

República Dominicana
                                                                                                                                                                                                                                                              


jueves, 1 de marzo de 2018

Nada sucede por casualidad, en el fondo, las cosas tienen su Plan Secreto, aunque nosotros no lo entendamos

quedaba una simple moneda de diez centavos y tenía hambre.
Decidió que pediría comida en la próxima casa. Sin embargo, los nervios lo traicionaron cuando una encantadora joven le abrió la puerta.
En vez de comida, le pidió un vaso de agua. Ella pensó que el joven tendría hambre y le dio un gran vaso de leche. El bebió despacito y después le preguntó:

-Cuánto le debo?

-No me debes nada – respondió ella.
Y continuó:

– Mi madre nos enseñó a no aceptar pago por una caridad.

El dijo: -Pues te agradezco de todo corazón.
Cuando Howard Kelly salió de aquella casa, no sólo se sintió más fuerte físicamente, sino que también su fe en Dios y en los hombres fue más fuerte.

El ya estaba resignado a rendirse y dejar todo.
Años después, esa joven mujer se enfermó gravemente. Los médicos de su pueblo estaban confundidos.
Finalmente la enviaron a la ciudad más cercana, donde llamaron a un especialista para estudiar su extraña enfermedad. Llamaron al Dr. Howard Kelly.

Cuando escuchó el nombre del pueblo de donde era ella, una extraña luz llenó sus ojos.
Inmediatamente, vestido con su bata de médico, fue a ver a la paciente. Reconoció inmediatamente a aquella mujer. Se determinó hacer lo mejor para salvar aquella vida.

Dedicó especial atención a aquella paciente. Después de una gran lucha por la vida de la enferma, se ganó la batalla.
El Dr. Kelly pidió a la administración del hospital que le enviara la factura total de los gastos. El la pagó, después le escribió algo y mandó que se lo entregaran a la paciente.
Ella tenía miedo de abrir el papel, porque sabía que tendría el resto de su vida para pagar todos los gastos.
Finalmente abrió la factura, algo le llamó la atención, decía lo siguiente: “Totalmente pagado hace muchos años con un vaso de leche.: Dr. Howard Kelly.”
Lágrimas de alegría corrieron por los ojos de la mujer y su corazón feliz rezó:
“Gracias Dios porque tu amor se manifiesta en las manos y en los corazones humanos.”

¡Una época de colisiones divinas!

El Señor comenzó a hablarme sobre las colisiones que están ocurriendo en el espíritu. No hacía más que oír la expresión "Teoría de las colisiones". No sabía que existiese tal cosa. Comencé a investigar esta frase y encontré lo siguiente:
Teoría de las colisiones
"La teoría de las colisiones  supone que para que una reacción ocurra las partículas reaccionantes (átomos o moléculas) deben juntarse o chocar entre sí. Sin embargo, no todas las colisiones producen un cambio químico. Una colisión será efectiva en producir un cambio químico solamente si las especies juntadas poseen cierto valor mínimo de energía interna equivalente a la energía de activación de la reacción" (Britannica).
Muy bien, todo eso suena muy científico, ¿pero qué significa para nosotros?
Las colisiones son raramente sencillas, más bien son generalmente confusas. Entiendan que están en una colisión santa de materia física y sobrenatural, y esta colisión se va a hacer incluso más real este año.Jesús vino a restaurar la relación correcta de lo natural con lo sobrenatural. Dios, quien es sobrenatural, creó con Sus palabras lo natural. Cuando la voluntad de Dios se cumple en el ámbito natural, lo sobrenatural y lo natural se relacionan del modo en que Dios quiso que hiciesen. No podemos ser parte de un Reino sobrenatural y vivir naturalmente. El Reino sobrenatural de Dios siempre estará en conflicto con el reino de las tinieblas, pero comprendan que cuando se produce una colisión entre los dos, Dios reordena lo natural, haciendo cumplir Su voluntad para expresar Su naturaleza. El Reino de Dios vendrá a la tierra a medida que se revele a través de nosotros.
El Señor me mostró cuatro colisiones:
1. Una colisión de activación
La primera colisión es de activación. Este será un año de gran activación cuando lo que está dentro de ustedes choque contra el Padre; es una colisión entre dos realidades. El Padre busca a aquellos que se han preparado para estas condiciones, están listos para chocarse con lo que Él está enviando. Este año se está produciendo un lanzamiento de activación. Creo que el Señor va a hacer que surjan "activadores" en estos tiempos para activar a los miembros del Cuerpo de Cristo en sus llamados. Efesios 4:11-12 se cumplirá en estos tiempos cuando los cinco ministerios se choquen con el modelo de la Iglesia. Muchas iglesias locales comenzarán a pasar de cumplir el mandato de equipar a los santos a llevar a cabo la obra del ministerio.
Parte de la activación es una reacción química que debe traducirse para que la colisión tenga efecto (como se menciona anteriormente en la teoría de las colisiones). Algunos de ustedes atravesarán un cambio químico, experimentarán cambio tangible, cuando el Señor transforme su composición química para recibir las activaciones de Su Espíritu. Sin este cambio, seguirían igual y nunca sentirían los efectos de la colisión.
2. Una colisión del Salmo 44:5
La segunda colisión que ocurrirá es el Salmo 44:5. La palabra hebrea traducida como colisionar se encuentra en este versículo: es la palabranagach. Significa empujar, impulsar, cornear, chocar. El Salmo 44:5 declara: "Por medio de ti sacudiremos a nuestros enemigos; en tu nombre hollaremos a nuestros adversarios".
Siempre que empezamos a sacudir al adversario, se produce una colisión. Pero, ¿lo captaron? ¡Ustedes van a sacudir y a hollar a sus enemigos! ¡Es hora de tener un Salmo 44:5 en el Cuerpo de Cristo!
Junto con la palabra colisión, el Señor me dio contender. Judas 3, "Me ha sido necesario escribiros exhortándoos que contendáis ardientemente por la fe que ha sido una vez dada a los santos".
Oí al Señor decir: "Muchos han estado bajo un espíritu de engaño, pero Yo estoy poniendo una división en estos momentos. Una vez más estoy enviando un espíritu de la verdad sobre Mi pueblo; pero no todos recibirán la verdad. Habrá una clara distinción de aquellos que se mantienen firmes conmigo en la verdad y aquellos que han caído en el engaño".
La verdad está a punto de chocar con el engaño y con las vanas imaginaciones.
3. Una colisión de corrientes proféticas
La tercera colisión es una colisión de corrientes proféticas. Estaba yo sentado ante mi escritorio en la planta de arriba en mi casa, y recibí allí una visión abierta o un trance. Comencé a ver como fluían muchas corrientes a través del valle en el que vivimos. Vi que la corriente profética Nabi (proclamadores y profetizadores) y la corriente profética Extática (videntes y visionarios) chocaban la una contra la otra.
Oí como el Señor afirmaba: "Estoy a punto hacer que se unan Mis profetas". Después de que esto sucediera, fui llevado a otra visión. Vi una compañía de profetas de poder. Tuve una visión de Ezequiel 37, tan real que sentí como si estuviese ahí mismo con Ezequiel. Le pregunté al Señor: "¿Qué estoy viendo?"
Él dijo que era una compañía de profetas de poder que están despertando: "Estoy haciendo salir un remanente de profetas que caminan en poder y se mantienen firmes hombro a hombro. Ellos comenzarán a cambiar naciones y a despertar a una generación".
Vi a este poderoso ejército de profetas de pie en las placas tectónicas de la tierra. Noté como empezaban a clavar largos postes en la tierra y comenzaron a desplazar las placas tectónicas una a una. Oí que el Señor declaraba: "Estos son aquellos que sacudirán los mismos fundamentos de la Iglesia. ¡Ahora estoy desenterrando a la verdadera Ecclesia!"
Cuando comenzaron a desplazar las placas... Salieron torrentes de gloria de las profundidades. ¡Esta gloria no tenía precedentes! El Señor está haciendo que una gloria sin precedentes invada la Iglesia.
4. Un choque entre las principales confesiones y el Espíritu Santo
La cuarta condición que vi fue de las principales confesiones y el Espíritu Santo. oí como el Señor decía: "Estoy visitando a los principales con Mi poder. Serán brotes de poder dentro de las iglesias tradicionales. La espontaneidad está visitando a la iglesia otra vez. ¡Estoy a punto de cambiarles totalmente con Mi poder!"
Jacob Biswell
Jacob Biswell Ministries
Correo electrónico jacobbiswell@yahoo.com

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EL ALCOHOL Y SUS CONSECUENCIAS

La historia de las víctimas del alcohol es una historia de vergüenza, de corrupción, de crueldad y ruina. 

Ha robado a la cara la gloria de su salud, y en lugar de la tez natural del rostro, lo ha dejado enrojecido e irritado con el alcohol.  Ha quitado la belleza y la hermosura al rostro y lo ha dejado disforme y abotagado.  Ha robado a las piernas su fuerza, dejándolas vacilantes e inestables.  Ha quitado la firmeza y la elasticidad de los pies para hacerlos débiles y falsos.  Ha robado a la sangre su vitalidad y lo ha llenado de veneno, gérmenes de enfermedades y muerte.  Ha robado al rostro su virilidad y fortaleza y ha dejado en su lugar las señales de la sensualidad y de la brutalidad. 

Ha corrompido la lengua con blasfemia, necedades e infamias.  Ha inclinado las manos al mal, haciéndolas instrumentos de brutalidad y asesinatos, en vez de serlo de utilidad y bien hacer. 

Ha roto los vínculos de la amistad y ha sembrado los gérmenes de la enemistad.  Ha hecho del padre cariñoso y del cumplido esposo, un hombre tirano, áspero y homicidia.  Ha transformado a la madre cariñosa y a la esposa hogareña en una verdadera fiera infernal y en la encarnación de la brutalidad. 

Ha robado a la mesa su abundancia, obligando al hombre a llorar de hambre y a pedir limosna en la vía pública. 

Ha llenado de criminales los juzgados, penitenciarías, cárceles y casas de corrección.  Ha poblado las casas de asilo y manicomios con sus infortunadas víctimas.  Ha llenado nuestro mundo tan bello, de lágrimas, gemidos, lamentaciones y odios; y a muchos pobres desamparados, de miseria y desesperación.

De "El Debate".   ¿Cómo se pudiera interpretar  1a de Timoteo 5:23, ya que Pablo recomienda el uso del vino?

El problema de si un cristiano debe usar el vino o no como bebida, entran muchos factores que ahora no podemos tratar en esta respuesta, pero en la recomendación que hizo Pablo a Timoteo sobre el particular, fijémonos en tres aspectos: parece que Timoteo tenía escrúpulos en contra del vino; de otro modo Pablo no habría necesitado hacer recomendación alguna, pues la costumbre general de la época era tomar vino.

¿Por qué, entonces, tenía Timoteo tales escrúpulos si no fue por una idea reinante de entre los cristianos, a lo menos los más espirituales?
La recomendación fue que Timoteo tomase un poco de vino. Pablo basó la recomendación en el estado de salud de su joven amigo, "a causa de tu estómago, y de tus frecuentes enfermedades".

Para él el vino sería remedio y no bebida. En su época los medicamentos eran pocos, mayormente el vino y el aceite. El vino se usaba mucho para ponerlo en las heridas, pues el alcohol servía de desinfectante.

Ahora tenemos mejores desinfectantes y mejores medicamentos para el estómago sin exponer al paciente a costumbres peligrosas.

H.C.M.

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FIDELIDAD RECOMPENSADA

Cierto famoso filántropo incrédulo, ordenó a sus empleados un sábado, que el domingo por la mañana fue señal puerto para descargar un buque recién llegado. 
Un joven escribiente suyo contestó tranquilamente: --Señor G., no puedo trabajar los domingos.--
Ya conoce usted el reglamento –le contestó el señor G.
--Sí Señor, lo conozco, y aunque soy el sostén de mi anciana madre, no puedo trabajar los domingos.
--Bueno, pues, suba usted al despacho y el cajero le entregará su cuenta—dijo el señor G.por espacio de tres semanas anduvo el joven buscando trabajo. 
Cierto día se presentó un banquero al incrédulo señor G., preguntándole si podía recomendarle persona honrada y fiel para cajero de un banco que iba a abrirse. El incrédulo mencionó al joven que había despedido, recomendándolo como persona a propósito.
--Pero –dijo el banquero--, usted lo despidió.
--Sí señor –respondió el señor G--, lo despedí porque no quería trabajar los domingos. Pero un hombre que puede perder su puesto por no violentar su conciencia, servirá bien de cajero de confianza.

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EL CRISTIANO Y EL MUNDO

Hay varias palabras en el NT que resumen la postura del cristiano en el mundo. Todas ellas describen al peregrino, al transeúnte, al extranjero, al que no reside permanentemente en un lugar.

La primera palabra es  xenos. En el griego clásico,  xenos significa "extranjero" o "forastero", y se opone  a polites, ciudadano del país, a  epichorios, "habitante" del país, y a  endemos, "nativo" de un país.  Xenos puede significar incluso "peregrino" y "refugiado".

En el NT se usa respecto del "forastero" que, en la parábola, fuera o no ayudado (Mt. 25:35, 38, 43, 44). El campo que fue comprado con el dinero de sangre que Judas Iscariote arrojó a los sacerdotes se dedicó para sepultar a los "extranjeros" (Mt. 27:7). Los atenienses estaban interesados en Pablo porque predicaba dioses "extranjeros" (Hch. 17:18). Los ciudadanos de Atenas y los "extranjeros" residentes en la ciudad no se interesaban sino en decir y oír algo nuevo (Hch. 17:21). Antes que los gentiles cristianos fuesen convertidos eran "ajenos" a los pactos de la promesa (Ef. 2:12). Aquellos a quienes fue dirigida la Epístola a los Hebreos no debían dejarse llevar por doctrinas "extrañas" (He. 13:9). Pedro dice a sus amigos que no se sorprendan de las pruebas que les han sobrevenido, como si fueran cosas "extrañas" (1 P. 4:12). Juan distingue entre hermanos y "extranjeros" (3 Jn. 5). Pero el pasaje que da a la palabra su tono y significado característicos está en Hebreos, donde se dice que los patriarcas fueron "extranjeros" y peregrinos durante toda su vida (He. 11:13). Supuesto así, el cristiano es un  xenos, un extranjero en este mundo.
En el mundo antiguo, el "extranjero" llevaba una vida difícil. En los papiros, un hombre escribe que era despreciado por todos "porque soy  xenos, extranjero". Otro escribe a casa para decir a su familia: "No estéis preocupados por mí, porque me halle fuera de casa, pues estoy personalmente interesado en estos parajes y no soy  xenos, extranjero, en ellos." Un tercero escribe: "Es mejor para vosotros estar en vuestros lares, como quiera que sean, que estar  epi xenes, en tierra extraña." En el mundo antiguo eran muy comunes los clubes, cuyos miembros se reunían para comer juntos; y los comensales estaban divididos en  sundeipnoi, compañeros,  y xenoi, forasteros, que estaban presentes por tolerancia o cortesía. Un soldado mercenario, que estuviera sirviendo en el ejército de otro país, era  xenos, extranjero (Jenofonte,  Anábasis 1.1.10). En Esparta, el "extranjero" era automáticamente reconocido "bárbaro".  Xenos y bárbaro significan lo mismo (Heródoto, 9.11).
Aquí, pues, tenemos la verdad de que, en este mundo, el cristiano es siempre extranjero; el mundo no es su hogar ni su residencia permanente. Y, por esto, el cristiano siempre estará sujeto a ser malentendido; siempre estará expuesto a ser considerado un personaje extraño, que sigue caminos raros en comparación con los que siguen los demás. Mientras el mundo sea mundo, el cristiano permanecerá en él como extranjero, porque su ciudadanía está en los cielos (Fil. 3:20).
La segunda palabra, que describe la posición del cristiano en el mundo, es  parepidemos. En el griego clásico,  parepidemos era la palabra aplicada a las personas que se establecían temporalmente en un lugar, i.e., que no fijaban definitivamente su residencia en el sitio que fuera. En el NT,  parepidemos se usa respecto de los patriarcas, que nunca tuvieron una residencia permanente, sino que eran extranjeros y "peregrinos" (He. 11:13). Pedro utiliza esta palabra para describir a los cristianos, que vivían en Asia Menor, como extranjeros dispersos por todo el país, como exiliados de su tierra natal (1 P. 1:1). Pedro ruega a sus hermanos que se abstengan de deseos carnales que batallan contra el alma, porque son extranjeros  y peregrinos (1 P. 2:11).
Esta palabra es usada en este sentido en la Septuaginta. Cuando Sara muere, Abraham fue a los hijos de Het para pedir terreno donde enterrarla, y dijo: "Extranjero y forastero soy entre vosotros; dadme propiedad para sepultura entre vosotros, y sepultaré mi muerta" (Gn. 23:4). El salmista habla de sí como extranjero  y advenedizo, como lo fueron sus padres (Sal. 39:12).
Los griegos que vivían en Roma se llamaban a sí mismos  parepidemoi (Polibio 32.22.4). En los papiros, un hombre pide permiso  parepidemein pros kairon, para residir en un lugar durante cierto tiempo; y otro hombre obtiene permiso de permanencia, pero no debe  parepidemein más de veinte días.
El cristiano es, esencialmente, residente temporal en este mundo.
Es uno que va de paso. Puede estar aquí, pero sus raíces no lo están ni tampoco su hogar permanente. Siempre vive mirando el más allá. Y sucede que su visión de la vida no era rara entre los grandes hombres. Marco Aurelio (2.17) dijo: "La vida es una milicia y una estancia  (parepidemia) en tierra extranjera." Diógenes Laercio  (Vidas de los filósofos, 2.3.7), refiriéndose a otro gran griego, Anaxágoras, dice: "Fue Anaxágoras ilustre no sólo por su conocimiento y riquezas, sino también por su magnanimidad, pues cedió a los suyos todo su patrimonio. Y como lo notasen de negligente, respondió: '¿Y vosotros por qué no sois más diligentes?' Ausentóse finalmente con objeto de entregarse a la contemplación de la naturaleza, despreciando todo cuidado público; de manera que, diciéndole uno: '¿Es que no te interesa tu patria?', él replicó señalando el cielo: 'Yo venero en extremo la patria'." Epicteto (2.23.36 sigtes.) pinta la vida como él la ve: "Los hombres actúan como viajeros que, yendo camino de su país, paran en una excelente fonda, y, porque ésta les complace, se quedan en ella. Hombre, has olvidado tu propósito; tú no estabas viajando  hasta la fonda, sino  a través de ella. Pero la fonda es agradable; y ¡cuántas fondas y prados hay que son agradables y bellos!, pero sólo como lugares de paso." Epicteto no veía el mundo como el término de un viaje, sino como una posada al borde del camino, como un lugar de paso.
La palabra  parepidemos describe al hombre que está pasando un tiempo en determinado lugar, pero sin residencia permanente en él. El cristiano no desprecia el mundo, pero sabe que el mundo no es una residencia fija para él, sino que tan sólo representa una jornada de su camino.
El tercer vocablo que describe la relación del cristiano con el mundo es el nombre  paroikos, con su verbo  paroikein. En el griego clásico, la palabra más usual para esta idea era  metoikos, que describe lo que se conocía por "residente ajeno", i.e., un hombre que residía en un lugar pero sin naturalizarse en él. Este hombre pagaba el impuesto correspondiente y vivía como residente autorizado, pero nunca renunciaba a la ciudadanía del lugar al que realmente pertenecía.
Esta palabra se usa varias veces en el NT. Dios dijo a Abraham que sus descendientes serían "extranjeros" en tierra ajena (Hch. 7:6). Moisés era "extranjero" en Madián (Hch. 7:29). En el camino de Emaús, los dos viajeros preguntaron al irreconocido Cristo resucitado si era "extranjero" en Jerusalén, porque no conocía la tragedia que había ocurrido (Lc. 24:18). Cuando los gentiles aceptan la fe cristiana dejan de ser "ajenos" a las promesas de Dios. Pero, repetidamente, es Hebreos y 1 Pedro quienes dan a esta palabra su tono, énfasis y significado especiales. Una y otra vez, Hebreos describe a los patriarcas como "peregrinos", sin residencia permanente (He. 11:9); y la apelación de Pedro a los creyentes es que se mantengan puros porque son extranjeros y "peregrinos" (1 P. 2:11).
Paroikos se encuentra a menudo en la Septuaginta, donde figura once veces como traducción del vocablo hebreo  ger. El  Ger era el extranjero, el prosélito, el extraño que habitaba en el seno de la familia israelita. Asimismo, traduce diez veces al también vocablo hebreo  toshab; el  toshab era el emigrante que residía en un país extranjero, pero sin naturalizarse en él.
Tucídides usa  metoikos para describir a los "extranjeros" que se establecían en Atenas, pero que nunca llegaban a ser ciudadanos (2.13). Heródoto emplea este vocablo con referencia a los residentes en Creta que no eran ciudadanos del país (4.151). Esta es la palabra que regularmente se contrasta con  polites, el pleno ciudadano de un país, y con  katoikos, el hombre que reside permanentemente en ese país. Una inscripción aparecida en Cárpatos divide la población de la isla en dos clases:  politai y paroikoi, ciudadanos y residentes ajenos. El gobernador de Priene invita a una fiesta a los  politai, "ciudadanos", a los  parokkoi, "residentes ajenos", a los  katoikoi, "residentes permanentes en la ciudad", y a los  xenoi "extranjeros" que se hallaban por casualidad en la metrópoli. El mundo antiguo conocía bien el término  paroikos, el cual describía al hombre que vivía en el seno de una comunidad, pero que su ciudadanía estaba en otra parte.
Estas palabras se aplican particularmente a los judíos de la Dispersión, de los cuales se decía  paroikein en Egipto, en Babilonia yen las tierras del extrarradio de Palestina a que iban por fuerza o por voluntad propia. Para los judíos  paroikein describía el individuo que vivía dentro de una comunidad, pero que, no obstante, era extranjero en ella. Y, a partir de aquí, el término llegó a conectarse especialmente con el cristiano y con la iglesia cristiana.
El cristiano estaba exactamente en esa situación; vivía en una comunidad, llevaba a cabo todos los deberes fruto de la convivencia, pero su ciudadanía estaba en los cielos. Clemente escribe su carta desde la iglesia  peroikouse(participio presente) de Roma a la iglesia  paroikouse de Corinto. Policarpo usa la misma terminología cuando escribe a la iglesia de Filipos. La iglesia estaba en estos lugares, pero su verdadero hogar no quedaba en ellos. Y ahora viene una interesante evolución del término. La palabra  paroikos significa "residente ajeno"; el verbo  paroikein significaba permanecer en un lugar, pero sin llegar a ser ciudadano naturalizado de ese lugar. Así, el nombre  paroikia pasa a significar "un conjunto de extraños en medio de una comunidad". La comunidad cristiana es un conjunto de personas que viven en este mundo, pero que nunca han aceptado las normas, métodos y formas de él. Las normas de la comunidad cristiana son las de Dios. Aceptan la ley del lugar donde viven, pero para ellos, muy por encima y más allá de esta ley, están las regulaciones de la ley de Dios. El cristiano es una persona cuya única y real ciudadanía es la del reino de Dios.
La idea de que el creyente en Jesucristo es extranjero y peregrino en este mundo llegó a ser tan dominante en el pensamiento cristiano, que vale la pena considerarla un poco más.
(I) En el mundo antiguo, ser extranjero significaba ser infeliz. Es cierto que los países respetaban al extranjero. En la religión griega, uno de los títulos de Zeus era  Zeus Xenios, "Zeus, el dios de los extranjeros"; y se sostenía que los forasteros estaban bajo la protección de las divinidades; pero, aun así, había cierta desdicha en la suerte de ellos. En la  Carta de Aristeas (249) leemos: "Es hermoso vivir y morir en la tierra de uno; el extranjero pobre es despreciado por el país donde va, y del rico se sospecha que ha sido exiliado por algún delito que haya cometido." Eclesiástico (29:22-28) tiene este famoso y melancólico pasaje sobre la suerte del extranjero:
Más vale vivir pobre bajo un techo de tablas que banquetear en casa extraña.
Conténtate con lo poco o con lo mucho,
y no tendrás que oír que te reprochan por extranjero.
Triste es tener que andar de casa en casa; donde habites como extraño no osarás abrir la boca.
A fin de cuentas, eres extranjero y bebes el menosprecio;
y además habrás de oír palabras amargas.
"Sal, forastero; haz lugar a otro que merece más honor que tú;
tengo que recibir a mis hermanos y necesito la casa."
Duras palabras son éstas para un hombre sentido: la increpación del amo de la casa y la injuria del usurero.
El mismo hecho de que el cristiano es un extranjero, un peregrino, un viandante, es la prueba de que la comodidad es lo último que puede esperar en la vida, y que la fácil popularidad no es para él.
(II) La idea de que el cristiano es un extranjero en el mundo está profundamente arraigada en la literatura de la iglesia primitiva. Tertuliano escribió: "El cristiano sabe que en la tierra tiene una peregrinación, pero también sabe que su dignidad está en los cielos"  (Apologla, 1). "Nada en este mundo es importante para nosotros, excepto partir de él lo más rápidamente posible"  (Apologla, 41). "El cristiano es un transeúnte entre cosas corruptibles"  (Carta a Diogneto, 6.18). "No tenemos patria en la tierra" (Clemente de Alejandría,  Pedagogo 3.8.1). "Somos peregrinos incapaces de vivir fuera de nuestra madre patria. Vamos procurando conseguir la forma que nos ayude a terminar con nuestras tristezas y a volver a nuestro país natal" (Agustín,  De la Doctrina Cristiana, 2.4). "Debemos considerar, caros y amados hermanos, debemos reflejar una y otra vez que hemos renunciado al mundo; y, mientras tanto estamos viviendo aquí como huéspedes y extranjeros, esperamos dar la bienvenida al día que nos lleve a cada uno a nuestro verdadero hogar, que nos arrebate de aquí, que nos desligue de los lazos de este mundo y nos restituya al paraíso y al reino. ¿Quién ha vivido en tierras extrañas que no se apresurara a retornar a su país natal? El que anhela volver a sus amigos desea con viveza la ayuda de un fuerte viento que le ayude a abrazar lo más pronto posible a los que le aman. Nosotros reconocemos el paraíso como nuestro país" (Cipriano,  De la Mortalidad, 26).
(Ill) Al mismo tiempo ha de notarse que, aunque los cristianos se reconocen extranjeros, peregrinos, exiliados, esto no significa que se divorcien del vivir ordinario, y se retiren a una vida de alejada y solitaria inutilidad e inactividad. Tertuliano escribe: "Nosotros no somos como los indios brahmanes o gimnosofistas, retirados de la vida ordinaria. Vivimos con vosotros, gentiles, comiendo el mismo alimento, usando las mismas vestiduras, teniendo necesidad de las mismas cosas; y no somos infructuosos para los negocios de la república"  (Apología, 42). La más grande de las expresiones en esta línea de pensamiento figura en la  Carta a Diogneto: "Los cristianos no se distinguen del resto de los hombres por la nacionalidad, el lenguaje o las costumbres, pues en ninguna parte pueden morar en ciudades de su propiedad; no usan ninguna forma extraña de discurso ni practican un modo de vida singular ... Mientras habitan en ciudades tanto griegas como bárbaras, compartiendo su suerte y siguiendo las costumbres de la tierra en el vestir, el alimento y otros asuntos del vivir, muestran el insigne y admitidamente extraño orden de su auténtica ciudadanía. Viven en sus patrias, pero como forasteros. Participan en todo como ciudadanos, y lo sufren todo como extranjeros. Cada tierra extranjera es su patria, y cada patria una tierra extranjera ... Están en la carne, pero no viven según la carne. Pasan sus días en la tierra, pero tienen su ciudadanía en los cielos"  (op. cit., 5:1-9). Viviendo en el mundo, y no apartándose del mundo, era como los cristianos mostraban su verdadera ciudadanía.
(IV) La cuestión bien puede ser resumida con uno de los dichos atribuidos por la tradición a Jesús. El doctor Alexander Duff, misionero escocés, viajó por la India en 1849. Remontó el Gangas y en la ciudad de Futehpur-Sikri, veinticuatro millas al Oeste de Agra, se llegó a una mezquita mahometana que es una de las más grandes del mundo. La entrada era de 40 por 40 metros; y en el interior, a la derecha, se apercibió de una inscripción en árabe que rezaba así: "Jesús, a quien sea la paz, dijo: 'El mundo no es más que un puente; tienes que pasar por él, pero no edificar tu casa en él'." Bien podemos creer que este dicho brotara de los labios de Jesús. Para el cristiano el mundo nunca puede ser un fin en sí ni una meta; el cristiano es siempre un viandante.

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Cristianos

La palabra cristiano viene del griego jristianos , que a su vez proviene de jristos, "cristo" o "ungido". Por tanto, un cristiano es un seguidor de Cristo Jesús; la palabra se emplea como sinónimo de "discípulo".

En la Biblia se emplea por primera vez el término "cristiano" en Hechos 11:26, donde dice: "A los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía". En esta ciudad de Siria (que no debe confundirse con Antioquía de Pisidia) había una iglesia muy dinámica, fundada por cristianos hebreos procedentes de Jerusalén y fortalecida por la predicación de Pablo y Bernabé, los cuales a su vez fueron luego comisionados como misioneros (Hech 11: 19-30; 13:1-3).

La palabra "cristiano" se aplica a los discípulos de Jesús solamente en otros dos pasajes más del N.T.: Hechos 26:28 y 1 Pedro 4:16.

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